De: Luis Alvaro Gallo Martínez <luis.a.gallo@gmail.com>
Fecha: 23 de junio de 2013 09:57
Asunto: Entrevista en el periódico El tiempo de hoy domingo 23 de junio
Para: Julio Correa Restrepo <jecorrear@gmail.com>
Una guía para que investigue su pasado
Por: CARLOS RESTREPO |
5:12 p.m. | 22 de Junio del 2013
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El hombre que más sabe de genealogía en el país explica cómo hacerlas y por qué.
Gracias a conocer su descendencia, muchas personas "salvaron el pellejo" en las guerras europeas del siglo pasado, comenta el investigador Luis Álvaro Gallo Martínez. En otros casos, como en el campo médico –agrega–, saber la historia de los antepasados es importante, pues hay enfermedades relacionadas con una ascendencia generacional.
Conocer la historia de nuestro apellido, en todo caso, no se remite únicamente a una cuestión social, anota Gallo, autor del libro Haciendo mi genealogía, una guía práctica para aquellos que estén interesados en iniciar una búsqueda de sus orígenes familiares.
"En Colombia tenemos la idea de que la genealogía es como para cierta clase social, pero todo el mundo tiene una genealogía que remite a sus raíces", dice el autor, presidente de la Academia Colombiana de Genealogía y quien se apasionó con el tema hace 30 años.
La publicación incluye los métodos para comenzar una genealogía (ascendente y descendente), definiciones de términos antiguos con los que se van a encontrar las personas que se aficionen al tema y las fuentes recomendadas.
El primer consejo que da parece de sentido común, pero es clave: "Yo tengo la teoría de que siempre en todas las familias hay alguien que guarda la memoria de la estirpe", explica. Hablar con los mayores permite determinar cómo guiar la investigación.
Y ahora sí, a entrar en materia: esas pistas que da la cultura oral suelen ser solo eso: pistas, y por eso es clave corroborar los datos en fuentes de primera mano.
El registro civil en Colombia opera desde 1938. Normalmente trae muy poca información, por lo que la mejor manera de avanzar hacia atrás es basándose en las partidas de bautismo. Normalmente, si la persona tuvo alguna propiedad, también tuvo que originarse un testamento o una sucesión, que se pueden conseguir en las notarías. Las notarías tienen horarios para el público para consultar los libros. Con la nueva ley de archivos, si no se encuentra en la notaría, todos esos archivos tienen que ir al Archivo General de la Nación y son documentos que se pueden consultar; hoy en día muchos de estos ya están microfilmados o digitalizados, lo que agiliza mucho la consulta.
Fuera de eso, "la gente no cae mucho en cuenta", acota Gallo, pero los archivos de los colegios deben conservarse. Así ya no exista el plantel, esos archivos se trasladan a otro colegio, en donde uno puede ir a buscar. Allí también están datos de la persona.
Otra serie de archivos son los de las asociaciones. Por ejemplo, la SAC es de las entidades más antiguas y tiene información de 130 años, o la San Vicente de Paul. El Ejército tiene también un archivo muy completo, con información del año 1800 para acá. No es fácil entrar, porque tienen su reglamento, pero en todas partes, mientras se cumplan los reglamentos, es posible consultar los archivos.
También se pueden consultar las monografías de las poblaciones, que siempre hablan de las personas que vivieron en ese pueblo o de los apellidos. Este es otro punto de información para buscar los datos. En las familias también hay información valiosa; generalmente guardan invitaciones a primeras comuniones, a matrimonios, recortes de avisos de obituarios que también contienen nombres, parentescos y detalles de la familia.
Si bien Internet ofrece hoy una gran cantidad de formatos que facilitan la elaboración de la genealogía, el autor sugiere iniciar en papel y lápiz, acompañando cada nombre de una nota a pie de página, que especifique la fuente de donde se sacó el nombre. "Los primeros cuatro o cinco son fáciles de recordar –dice Gallo–, pero cuando ya se supera ese número, comienza a haber una gran confusión.
¿Cuál es el origen de mi apellido?
La mayoría viene de España
Una de las utilidades de las genealogías es que permiten conocer los orígenes de los apellidos, de dónde llegaron y cómo. La gran mayoría de los apellidos colombianos, por ejemplo, son de origen español, la mayor parte de la Conquista y Colonia. Después de 1800, con la llegada de la Legión Británica, la navegación por el río Magdalena, el desarrollo de la minería en Antioquia, los ingenieros de la construcción de los ferrocarriles y las comunidades turcas y judías, comenzaron a aparecer los apellidos extranjeros. Fue el caso de familias como los Greiffestein, los Collins, los Blair, De Greiff, Williamson, De la Roche, Lequerica, Santo Domingo, Nájera y Sourdis, entre otras.
El archivo mormón
El archivo de los mormones es uno de los mejores. Ellos han microfilmado las parroquias del país y los registros de las notarías. En Bogotá tienen varios puntos de consulta.
Haciendo mi genealogía
157 páginas / $ 20.000
'Haciendo mi genealogía', de Luis Álvaro Gallo Martínez, plantea una nueva metodología para lograr establecer la genealogía de una manera práctica, pero casi científica.
* De venta en las principales librerías o en el correo:luis.a.gallo@gmail.com
CARLOS RESTREPO
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Luis Alvaro Gallo
www.genealogiascolombianas.blogspot.com
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