Julián Quiroga Garza: hombre de acción y reflexión.
La historia no puede interpretarse sólo como una sucesión o conjunto de hechos. Para comprenderla, también es necesario incorporar a los sujetos que son actores de estos sucesos. Estos principios de la historiografía se aplican al caso del Lic. Julián Quiroga Garza, Don Julián, como muchos le llamaban, y que ahora le rendimos homenaje en esta celebración del 30 aniversario de la Dirección Regional Noreste, de la que fue su primer titular.
Julián Quiroga nació el 20 de febrero de 1937 en Sabinas Hidalgo, Nuevo León, en donde cursó primaria y secundaria. Posteriormente, en 1951 se inscribió en Escuela Normal Miguel F. Martínez y, al concluir, se incorporó como profesor en una escuela primaria de la colonia Independencia. Sus ingresos de maestro normalista le permitieron financiarse sus estudios profesionales de modo que formó parte de la primera generación de la Facultad de Economía de la UANL, a la que ingresó en 1958. Su título profesional lo obtuvo en 1964 mediante una tesis titulada: "Nivel y distribución del ingreso familiar en el área rural del estado de Nuevo León".
Estos antecedentes explican una buena parte de su personalidad: disciplinado, estricto, pragmático, analítico, innovador, además de una gran vocación por los trabajos de campo. En síntesis, se trata de un hombre de acción y reflexión.
En 1965 se fue a Santiago de Chile a estudiar un diplomado en estadística, efectuado en el Centro Interamericano de Enseñanza Estadística (Cienes). Esta especialización lo orientó hacia las matemáticas y la estadística. De regreso a Monterrey, en 1966, inició su carrera docente a nivel profesional y, a partir de ese ciclo escolar, 22 generaciones de economistas pasaron por sus clases.
En 1968, su compañero de generación, Jesús Rodríguez Muro, lo invitó a ocupar la dirección de Estadística del gobierno del estado de Nuevo León. Al siguiente año, en el preludio del Censo de Población de 1970, y ante la renuncia del titular, Julián Quiroga Garza ocupa el cargo de Delegado Federal de Estadística en el estado. De ese modo, tuvo ambas responsabilidades: federal y estatal, las que ejerció hasta 1983. Esta circunstancia fue aprovechada en beneficio del desarrollo de las estadísticas en el estado, apalancando las actividades, al combinar los escasos recursos de los que ambas instancias disponían. En esta situación, Don Julián fue responsable de los censos de las rondas de los 70 y 80 del Estado de Nuevo León, así como de las estadísticas continuas. Tuvo la capacidad de conjuntar un excelente equipo de trabajo, cuyas piezas principales fueron Romeo Madrigal, Rosa Moreno y Alejandra Vela.
Luego de la creación del INEGI en enero de 1983, en noviembre de ese año, es nombrado titular de la Dirección Regional Noreste, lo que marcó el inicio del proceso de descentralización del Instituto y lo que lo responsabilizó de los programas asignados a los estados de Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas. A finales de 1985 fueron designados coordinadores estatales para los censos económicos que se levantaron el año siguiente, que ya fueron dirigidos por Don Julián en los tres estados.
Julián Quiroga recibió en varias ocasiones invitaciones para trabajar en la Ciudad de México, pero se resistía a dejar Monterrey. Sin embargo, en 1988, a instancias de Pedro Aspe Armella, Secretario de Programación y Presupuesto del recién iniciado sexenio de Carlos Salinas de Gortari, el presidente del INEGI lo invita a incorporarse al equipo de trabajo que estaba preparando la ronda censal de 1990. En este equipo, que fue conformado con mucho cuidado, dados los malos antecedentes de la ronda censal de 1980, fue designado Coordinador Operativo, esto es, encargado de organizar y supervisar las operaciones de campo.
Una de sus principales aportaciones a esta Ronda Censal fue su colaboración en el diseño del levantamiento. Primero, se instrumentó el Empadronamiento Urbano Integral (EUI). Éste consistió en el desarrollo de la tarea de contar las viviendas de cada manzana, al tiempo que se hacían los recorridos de elaboración del padrón de establecimientos de los censos económicos. El conteo de viviendas del llamado EUI fue muy útil para la planeación a detalle de un segundo conteo viviendas que se efectuó previo al levantamiento censal: la Enumeración de Viviendas (EV), lo que a su vez fue una excelente plataforma para la planeación del Censo de Población de 1990. Así, esta ronda se considera un parteaguas en nuestra historia censal y marcó el despegue del INEGI en su posicionamiento en la administración pública y ante la sociedad mexicana.
A finales de 1990 fue nombrado Director de Censos Nacionales y desde esta posición lanzó el proyecto de la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica (ENADID) y el conteo intercensal de 1995, vendiendo la idea como una conmemoración del centenario del primer censo. Sabemos que los conteos ya forman parte del programa de los censos nacionales.
Gracias a esta solvencia técnica y operativa del INEGI, en 1992, la presidencia de la república le asignó a nuestro instituto la responsabilidad de medir los terrenos ejidales como parte del Programa de Certificación de Derechos Ejidales y Titulación de Solares Urbanos (PROCEDE), los que ocupaban nada más ni menos que la mitad del territorio nacional. Para organizar una tarea de tal magnitud, Julián Quiroga fue designado Director General de Cartografía Catastral, entidad creada en ese momento para enfrentar ese gran reto institucional.
Las exigencias de precisión que se le asignaron al posicionamiento geodésico y a las mediciones topográficas del programa hizo necesaria la utilización de tecnología de punta de esos años lo que enriqueció los recursos materiales y humanos. Ello, dio un gran impulso a las actividades geográficas del INEGI.
La magnitud y complejidad técnica, política y social del PROCEDE, además de las dificultades que agregaba el hecho ser un programa interinstitucional, lo que, para variar, obligaba al INEGI a llevar la carga de generar los resultados del programa. Las presiones que generaba la operación del programa, de alguna manera minó la salud de Don Julián, por lo que el presidente del INEGI decidió regresarlo a Monterrey, de modo que lo nombró titular de la Dirección Regional Noreste en 1997. En esta posición le tocó la ronda censal del 2000, la cuarta en su historia.
En el 2001, Julián Quiroga decide hacer una pausa en sus labores de generación de información desde la posición oficial, pero ese alejamiento lo pudo tolerar sólo por 7 años, regresando al INEGI en 2008 como asesor de la Dirección General de Estadísticas Sociodemográficas. Estando en esa función fallece el 4 de noviembre del 2010, luego que había concluido la quinta ronda censal que asistió.
Julián Quiroga fue un tipo con una disciplina estricta. Siempre estaba atento a lo que se tenía que hacer de logística, de control operativo, de soportes e insumos de trabajo para la elaboración y el procesamiento de datos. Fue muy operativo, por eso, sus mayores aportes son en materia de recolección de información, tanto de manera directa, como por medio de los registros administrativos.
Su formación de maestro le permitía explicar con claridad las ideas y proyectos que promovía. Además, tenía la capacidad de reclutar gente de talento y era gente de equipo. Entendía que era un tipo hecho para grandes proyectos. Las cosas que hacía las pensaba en su magnitud regional o nacional. Era muy valiente además de que sabía maniobrar muy bien con los tomadores de decisiones para lograr sus metas.
Por eso dejó huella en la historia del INEGI de Nuevo León.
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